La Virgen María, la madre de Dios Encarnado, parte II

La Virgen María, la madre de Dios Encarnado, parte II

 

 María recibiendo las buenas nuevas de parte del Ángel Gabriel

Lucas 1:28

Y entrando el ángel a donde estaba, dijo, ¡Salve, muy favorecida! el Señor es contigo: bendita tú entre las mujeres.

Lucas 1:31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.

Lucas 1:34 “Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? porque no conozco varón

Mateo 1:18 Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no han vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.

Lucas 1:38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase a mí conforme a tu palabra. Y el ángel partió de ella.

Narrativa de profunda afinidad con los sentimientos revelados por Dios: El amor a Sus criaturas.

La Virgen María, una vez sola, en su humilde aposento, el cual ha sido testigo, no solo de dar el “sí” a su Creador, sino también, oraciones de petición a raudales; necesitaba fortaleza. ¿Cuánto habrá orado a Yahweh pidiendo sabiduría? Y junto con aquella decisión valiente que tomó, gracias a su profunda fe, al mismo tiempo originaba cada vez más humildad, confianza, inteligencia y conocimiento, que le ayudaban a escudriñar las Sagradas Escrituras, tan necesarias para educar los primeros 12 años al Hijo de Dios y Dios mismo, a Jesús, que luego se convertiría en Jesucristo, el Mesías prometido, nuestro salvador. A partir de aquel crecer de Jesús, Él mismo se volvió el Maestro de María. Solamente Jesús, Es Dios, solamente Yahweh Es Dios, solamente el Espíritu Santo, Es Dios. Qué enorme compromiso; tan responsable como ella es, supo integrarlo a su personalidad y verterla a su hijo Jesús. Es probable que la Divina buena costumbre de orar pidiendo fe, amor y valentía ante las vicisitudes futuras, Jesús haya aprendido un “poquito” de Su Madre. 

En este punto, es menester recordar que La Virgen María, fue escogida por Dios, quizás fue preordinada, quizás no; lo uno o lo otro genera profundo debate desde hace 2000 años y no vamos entrar en ese conflicto.

Lo que sí sabemos, gentileza de las Sagradas Escrituras, es que María obedeció y, gracias a tan grande determinación, el Plan de Salvación de Dios continúa, es decir, vivimos para redimirnos ante Dios y tener la oportunidad de vivir en el Reino Celestial junto a Él. Cosa que no ocurrió con Eva, ella trajo el pecado y la muerte, no solo espiritual, sino también la biológica, porque Dios creó a Adán y Eva inmortales, perfectos y libres, pero desobedecieron, y por tan fatídica decisión entró la muerte en el mundo. De ahí el axioma: “La muerte vino por Eva, la vida por María”. Obediencia que convirtió a la Virgen María, en la Madre de nuestro Salvador; afirmación ineluctable, por estar esculpida en la Biblia, que es Palabra de Dios.

Reflexión desde el Antiguo Testamento (AT)

Es importante trasladarnos al AT, para extraer referencias bíblicas que revelan el nacimiento del Mesías Salvador. Son cuatro determinantes, y muy decidoras. Incrustemos un fragmento del Salmo 45, en esta reflexión, donde la tradición judea cristiana ha dado a esta composición un sentido mesiánico (del Mesías).

Salmo 45: 1 Rebosa en mi corazón un tema bueno;

Al Rey dirijo mis versos;

Mi lengua es como pluma de escribiente muy ligero.

2 Eres el más hermoso de los hijos de los hombres;

La gracia se derrama en Tus labios;

Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.

Es menester pensar e imaginar a la Virgen María como judía, que es, el gran regocijo que experimentó al ser elegida por el mismísimo Dios, para que sea la madre de Su hijo, a quien ella acogería. Y al mismo tiempo debemos meditar el gran amor de Dios por el hombre creado, al enviar a Jesús, a sabiendas de lo que padecería en la tierra, un sufrimiento, como humano indescriptible, y recibir la traición del pueblo, de Su pueblo, a quien venía a Salvar. De todo aquello estaba enterada María, y fue a ella a quien Dios le encomendó criar y educar a Jesús, e instruirlo durante los primeros años, y además verter su amor y misericordia, y enseñarle las sagradas escrituras y el amor al prójimo, no como los judíos lo creen, sino de la manera que Jesús lo ejemplifica, magistralmente, en la historia del Buen Samaritano.

Isaías 7:14 Por tanto, el Señor mismo les dará esta señal: Miren, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.

Esta cita bíblica es del AT; en virtud de lo cual, la Virgen María, fue conocedora de los Escritos Sagrados de los Profetas; era consciente de que el Mesías sería concebido por una virgen y su nacimiento sería virginal. Es justo señalar que ella, María, acompañó a Jesús a la Sinagoga de Nazaret, donde Su hijo leyó justamente a Isaías, y al terminar de leer sentenció de este modo: ―Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros la profecía se ha cumplido. Mateo 4:21. ―Pero no creyeron, y renegaron de Él, menos Su Madre, la Virgen María.

Isaías_49:6 (…) Yo te he puesto para luz de las gentes, para llevar mi salvación hasta los confines de la tierra.

Este versículo demarca el universalismo mesiánico. Y muestra la misión de salvación al global de las naciones. Verso estudiado y meditado por María la Virgen, dado que pertenece al Antiguo Testamento, ella no estaba ajena a los escritos de la Torá, como los judíos lo llaman, o sea al AT, ella los conocía y los practicaba. Es evidente y subrayamos que, a la vez que poseía más conocimiento, un vasto compromiso de responsabilidad recaía sobre ella. Sin embargo, y pese a que podría morir apedreada, su respuesta de aceptación fue inmediata, instantánea, no medió temor ni duda, aceptó de buena manera, y convirtió su “sí” en una apología de fe, y enseñanza para la humanidad.

Tenemos tres versículos más del Antiguo Testamento, los cuales la Virgen María los tenía presente, ¿por qué?, pues porque el pueblo hebreo o judío, esperaban con ansias la llegada del Mesías Salvador, pero ellos esperaban un Mesías guerrero que los libere del yugo romano; sin embargo, Jesús el ungido, es el Mesías Salvador ―Espiritual―, Jesucristo es el libertador espiritual de todas las naciones de la tierra, como fue la promesa que Yahweh hizo a Abraham.

Isaías 11:1-9 (..) Sin embargo, de la "simiente" de Isaí, Dios levantó una nueva rama que reinará por siempre, Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces (…). 

Isaías 9:6-7 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro. . . sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo. . . desde ahora y para siempre. 

Siguiendo y entendiendo los conocimientos de la Virgen María sobre el antiguo Testamento, es necesario reflexionar sobre la siguiente expresión profética, que seguro estamos, Ella era muy consciente de su existencia; está en el segundo libro de Samuel:

2Samuel 7:12 Le dará el Señor Dios el trono de David, su padre”. Desde la profecía de Natán se sabía que el Mesías procedería de la casa de David. Tanto que “Hijo de David”, como se ve en los evangelios, es el título más frecuente del Mesías. Mateo 10: 47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David!, ¡ten misericordia de mí!

Como entonces, la Virgen María no iba a sentirse muy regocijada al saber que ella fue la escogida por Yahweh, para que sea la madre de Dios Encarnado. El “solo” ser María, la mujer que cobijaría al Hijo de Dios en sus entrañas, ya es meritorio de respeto. Insistimos, por “solo” esa gesta, todos los seres humanos creyentes de Yahweh Dios, o no, debemos ser extremadamente respetuosos con su merecedora calidad de mujer y de madre. Sin mencionar las acciones de valentía al aceptar tener un embarazo virginal, días antes de casarse. Y las actitudes de sabiduría materna, a las cuales tenía que apelar con dulzura para educar a un niño prodigio judío dentro de las costumbres y cultura hebrea; y asimismo sobre las creencias del judaísmo ortodoxo de aquella época. Y enormemente íntegra, bondadosa, ética, pura y moral, fue su intervención y presencia de madre, en específico a partir de los primeros 12 años de Jesús, desde aquel episodio en el Templo, hasta la muerte en la cruz de Su Hijo, el Señor Jesucristo.

Jesús y la Virgen María

Hasta aquí, nos hemos referido a la Virgen María como un ser humano, como cualquiera de nosotros. Pero no tanto así; porque las virtudes y dones de María; somos conscientes, NO las tenemos el global de las personas. A partir de esta reflexión, existen diferentes contextos teológicos: de que, si María era predestinada o no, de que, si nació con o sin pecado original, de que, si tuvo o no un parto virginal, y si se mantuvo virgen hasta su ascensión al Cielo; esta última aseveración, también es teología controversial. No obstante, para nosotros, sea lo que fuere, la Virgen María, se merece el más grande respeto, y no solo por el hecho de haber resguardado en sus entrañas al Hijo de Dios, que gracias a su ―sí― libre y voluntario, nació el Dios Encarnado. Amamantó a Jesús, lo crio, lo educó según las costumbres del pueblo escogido de Dios, el hebreo; y, además, como ―plus―, vino a salvarnos de los pecados tuyos, nuestros y de todos los seres humanos. Embarazo virginal mayúsculo y Divino, está inmerso en el Plan de Salvación de Dios, sin el cual no sería posible que este Plan Omnipresente, continúe hasta la eternidad. Pero Dios no comete errores, Es Perfecto, para Dios, nada es imposible, es Omnímodo, Omnipotente y Omnivenebolente.

Daniel 12:4 Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.

¿A qué viene este verso? Pues, el hombre, por ser de naturaleza humana desde la creación, pasó a integrar la descendencia de Adán y de Eva, y ellos, sin duda alguna, eran personas. En consecuencia, somos la suma de 46 cromosomas, dos sexuales, XY, para el varón, y XX, para la mujer. Los otros 44 son los llamados cromosomas somáticos, aquellos que nos dan los diferentes rasgos y la estructura de todo nuestro cuerpo, es decir, el fenotipo y genotipo; y, cada cromosoma tiene ADN, que es la identidad única que nos identifica como humanos y nos particulariza a cada uno. Por consiguiente, Dios, siendo Espíritu Etéreo, o sea, no tangible, y sobre todo perfecto, no tiene biología. El blog afirma que la totalidad cromosómica fue de María. O quizás en la otra mitad, Yahweh incorporó cromosomas de origen Divino, que fueron exclusivos y únicos para Su Hijo amado; y así, de este modo, dio continuidad a Su Plan de Salvación, porque para Dios nada es imposible. Sea lo uno o lo otro, Jesús, nuestro Salvador, como hombre y humano, compartía un porcentaje de cromosomas de la Virgen María. Es decir, Jesús era carne de su carne. Aquellas referencias científicas que acabamos de resaltar, no las podemos desechar, no se pueden olvidar ni soslayar, porque Jesús es Dios encarnado, 100 % hombre, 100 % Dios. Por lo tanto, esta verdad biológica se convierte en fundamento ineluctable de sostén a la razón científica que concientizará el respeto a la Virgen María.

 

 Esperen la tercera parte:  MARÍA LA VIRGEN, EN EL NUEVO TESTAMENTO 

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