María, la madre de Jesús, el ser humano
María, la madre de
Jesús, el ser humano
Retrato de María en Nazareth, jugando con su hijo Jesús
La pintura intenta representar a María, como la madre del Hijo de Dios, del modo más terrenal posible. La respetamos profundamente como mujer virtuosa y como madre de Dios; porque Jesucristo es Hijo de Dios y Dios mismo. Nuestra profunda sumisa adoración a Jesús de Nazaret. Al Padre, Yahweh Dios, creador de todo lo visible e invisible. Y digna consideración a todas las denominaciones. El blog se esforzará por describir a María como el ser humano que fue, como persona, como parte integrante de su etnia y cultura, y como mujer, en los primeros años del siglo I.
Premisas
1.
Ubicación
geográfica: oriente próximo (Asia Menor).
2.
País:
Judea, Galilea. Conquistadas por los romanos 70 años antes, + o -.
3.
Pertenecía
al pueblo judío o hebreo, subyugado al Imperio Romano.
4.
Fue
una madre joven (14 o 17 años de edad).
5.
Su
religión: judaísmo ortodoxo.
6.
Vivió,
quizás 14 o 17, de los últimos años antes de Cristo (AC).
7.
Vivió,
los primeros años después de Cristo (DC), no existen datos exactos.
8. Pese
a la dominación romana, las
leyes morales y religiosas dentro del judaísmo fueron impuesta por los sacerdotes, y ancianos judíos. Era una especie de teocracia, como Irán en
la actualidad,
9. Las
leyes civiles eran dictadas por el rey de Galilea: Herodes el Grande y Herodes
Antipas. Los romanos para evitar desmanes, hacían este tipo de concesiones.
10.
El
gobernador de Judea: Poncio Pilatos, político romano. Mantenía el orden con crueldad.
A partir de este punto
debemos adquirir conocimiento de la historia social, política y religiosa de la
época de María, con el afán de facilitar
se establezcan nuevas ideas que nos ayuden a entender a la mujer de aquella
era. Asimismo, la imaginación es el arma, más poderosa, de la mente; no lo dice
el blog, lo dice, Albert Einstein: La imaginación es más importante que el conocimiento,
pues el conocimiento es limitado, mientras que la imaginación abarca el mundo
entero, estimula el progreso, da origen a la evolución. Es, en rigor, un factor
real de la investigación científica”. La afirmación aparece en el libro
Einstein on Cosmic Religion and Other Opinions and Aphorisms (1931), según
informa el sitio Pijama Surf.
Por lo tanto, si estamos estudiando
a María, desde la óptica humana; la imaginación nos ayudará y nos llevará a
situarnos en las experiencias reales (vivencias), de las mujeres de ese tiempo.
Imaginemos entonces a una joven
mujer judía, novia de un varón judío. Sabedora de las leyes estrictas y rígidas
de sus autoridades, respecto a la mujer en general (sometida al patriarcado),
P. ej., frente al embarazo fuera del matrimonio. ¿Cómo influiría en su psiquis
y en su espíritu? Realmente ellas, vivían en sumisión religiosa, familiar,
política, social y geográfica. La cultura y las tradiciones de la época, para
las mujeres de ese tiempo, eran parte del devenir. Pero no por eso estaban
exentas de las normas y leyes de su etnia, sino que, con mucha más razón, eran
vigiladas.
Entonces, ¿cómo te sentirías tú?
¡Sí, tú! Si de pronto aparece un Ángel frente a ti, y afirma enfáticamente: ―¡Quedarás
embarazada del Espíritu Santo! ―Tanto las mujeres y los hombres pueden imaginarlo.
Reflexiona tú como una persona del siglo I. Debes ubicarte en aquel tiempo, y lo harás gracias a la imaginación. Y analiza lo que pudo pensar, y sentir una mujer joven y novia judía; con todas las implicaciones que conlleva; aun absorta, dio un si rotundo. En este caso, nueve meses antes de que comience el primer siglo, o sea DC.
Revisemos, costumbres,
cultura, religión y etnia de la mujer judía de aquella época:
Paralelo entre culturas y
costumbres pretéritas
Romana:
Papel de
la mujer: Más
libertad que en Grecia.
Reglas matrimoniales: Patria potestad del
padre
Jurisdicciones
legales: Podía
divorciarse, heredar y administrar bienes
Judía o Hebrea:
Papel de la
mujer: Esposa
y madre, centradas en la procreación.
Reglas matrimoniales: Poligamia permitida,
levirato.
Jurisdicciones
legales: Restringidos;
dependía del padre o del esposo.
Griega:
Papel de
la mujer: Relegada
al hogar
Reglas matrimoniales: Matrimonio arreglado
Jurisdicciones
legales: Muy
pocos derechos; no participaba en política
Obras que debía
desempeñar la mujer judía (hebrea)
Compromiso
maternal: Debía comportarse como
mujer virtuosa (eshet hayil), responsable de la educación de los
hijos y elaboración de la alimentación.
Restricciones en
el servicio religioso: La asistencia era opcional a la sinagoga, asimismo
estudiar explícitamente la Torá. Sus contribuciones litúrgicas no eran primordiales.
Prohibiciones
jurídicas: Impedidas de ser testigos en procesos judiciales, tampoco podían, a título
personal, solicitar el divorcio. Heredaban de manera restringida y solo
lo lograban, siempre y cuando no existieran hermanos varones.
Valía espiritual y
alegórica. Fueron cualificadas
sustanciales en
el traspaso de la fe judía y, por consiguiente, en la continuidad de las
costumbres del pueblo judío.
Contrastes sociales y religiosos
En el siglo I, la sociedad hebrea era patriarcal, con funciones
rotundamente específicas entre hombres y mujeres, tanto en lo religioso como en
las acciones sociales. Las mujeres tenían un papel significativo en el hogar;
no obstante, quedaban restringidas en áreas públicas y religiosas.
Como madre
La maternidad, en todas las épocas, era y es una significación crucial
en la cultura judía. La mujer es calificada como el soporte básico en la
educación religiosa de los hijos, especialmente en las primeras etapas de la
vida. La Torá resalta la jerarquía materna a su prole y la entrega a ellos de
sus tradiciones.
Su vida en el hogar
Ella gestionaban las labores domésticas, y garantiza que las normas de
moral, pureza y los rituales se respeten. Este rol, si bien es circunscrito a
la vida privada, otorga una influencia mayúscula simbólica porque el
crecimiento espiritual dependía de la forma como inculcaba a los hijos en la
inserción de la religión y, por ende, a la respuesta espiritual.
María y José encuentran
a Jesús en el templo, la madre preocupada
La socialización
No obstante, restringida en las actividades, especialmente,
estando no presente el marido o el padre en público. Ellas sí compartían
actividades dentro del entorno social con obras caritativas, educación a otros
niños, y activas en festividades religiosas.
Las mujeres no tenían la obligación de estar inmersas en las
prácticas del culto, no necesitaban recibir educación formal, por lo que se
limitaba a escuchar las lecciones que se impartían a los niños.
En conclusión, son consideradas parte fundamental en transmitir
la identidad religiosa dentro del núcleo familiar, educar en valores morales a
sus hijos y a las generaciones venideras. Hay un refrán judío que dice: “Es
por ello que es considerado judío aquel que nace de madre judía”.
Imaginemos la vida de esta mujer hebrea. María era consciente de
la responsabilidad increíble y maravillosa de educar a Jesús, en todos los
sentidos. Y al mismo tiempo, desde la aparición del Ángel, sabía de qué su hijo
Jesús era el Mesías. Sin embargo, como judía, es de suponer, que al mismo
tiempo se le pudo pasar por su mente que su hijo, el Cristo, vendría a liberar
a su pueblo del yugo romano; pensamiento por demás normal, dado que ella era
judía. Simultáneamente, también era sabedora de que Jesús sería, como el Ángel
se lo comunicó, el Mesías, Salvador espiritual. Y bajo esta última señal educó, como hombre, a Jesús.
Gracias a sus dones de personalidad con los que nació, instruyó a su hijo.
Revisemos la muy probable psicología de María.
María, como mujer, el mismo instante que el Ángel le comunicó, según la fuente más confiable, la biblia, estuvo nerviosa; no obstante, al mismo tiempo demostró inteligencia; y pregunta: ―¿Cómo será eso? Si no conozco varón. Luego evidencia valentía, sabía que una mujer, al quedar embarazada de otro hombre, porque al estar comprometida, podría ser lapidada por la población y morir. Pero ella, cree, como mujer entregada a su fe, cree lo que el Ángel le encomienda, e inmediatamente siente regocijo al darse cuenta de que había sido escogida entre todas las mujeres del mundo. En aquel momento mostró valor, una tenacidad espiritual a toda prueba, seguridad en sí misma y en la protección de su Dios.
Sensible ante la realidad de que en poco tiempo sería madre, fue a visitar a su prima, mostrando otra vez entereza. Sale de su pueblo hacia otro pueblo, exponiendo una actitud de buena voluntad, amistad y parentesco. Y una vez con su prima expuso transparencia frente a lo que vivían. En términos humanos, se comportó, diríamos, en lenguaje actual como: ―una mujer valerosa, digna, confiable y sensible al demostrar empatía con su prima, tanto que había decidido quedarse a ayudar―.
María,
José, el niño Jesús, y el anciano Simeon
Resiliente también lo fue. Había huido de Herodes del Grande, temiendo por la vida de Jesús. Luego de la advertencia del Ángel, huyeron a una tierra desconocida; pero seguro su fortaleza, además de ser propia de su personalidad, era acrecentada por ser la madre del Mesías. Continúo siendo transparente ante el colme de su comunidad etnica, religiosa y de extranjeros; tanto hombres como mujeres. Al ser la responsable de la educación de su hijo en la costumbre y religión judía, es lógico suponer que continuaba siendo profundamente espiritual, su fe era absolutamente firme. Acudió al templo a circuncidar a su hijo. El viejo Simeron le dijo: "una espada te traspasará el corazón". Ya puede imaginarse lo que sientió.
Jesús en la Sinagoga de Nazaret, leyendo a Isaías
Al volver de Egipto, nunca mostró vergüenza, ni fue temerosa hacia el futuro de ella o de su hijo. Demostró a su etnia tal determinación que, una vez ya adulto Jesús, lo acompañó en su Ministerio, y dentro de ese cometido estuvo con él en cada momento y lugar. Fue su compañera y amiga. El momento ineludible por el que obedecía pasar Jesús, María, estuvo ahí. Conocedora y consciente de la gran responsabilidad que su hijo debía llevar a cabo, se lo recuerda y se lo hace ver de la manera más suave, que la hora de continuar como Mesías había llegado. Quizás Jesús, aquel instante, distraído al ser humano, gestionó diferir el momento, pero María insistió y se lo hizo notar sutilmente.
María y Jesús en la bodas de Canaán
Todos recordamos mujeres referentes en
nuestras vidas, y por lo general es nuestra madre. Y estamos seguros de que
ninguno de nosotros, permitiríamos expresarse mal de aquella que nos dio la
vida. ¿Crees que al Señor Jesucristo le molesta que hablen mal de Su madre? Es
evidente, de que le molesta, y quizás más de lo que imaginamos.
Creen ustedes que Dios, en su omnisciencia, pudo escoger a una mujer que no cumpla los requisitos de dones y virtudes necesarios, que tuvo María, para ser quien crie y brinde educación a Su hijo, mientras Él lo necesitó. Solamente pudo ser María. Ella fue elegida por quien era, por sus dones y virtudes; y por supuesto, asimismo, fue bendecida por Dios; el Ángel lo dijo claramente.
María, es testigo de la muerte de su hijo, el Señor Jesucristo
Por todas estas razones, María, fue un ser humano íntegro, independientemente de si fue predestinada. Tuvo fe siempre, fue fiel a los edictos del judaísmo, crio a su hijo según ellos. Fue solidaria con su hijo Jesús, y compañera inseparable del Mesías Jesucristo. Estuvo con Él en todo momento; así lo reconoció el mismo Dios, es decir, el Señor Jesucristo. Tanto amó a su madre que dejó a Su querido Apóstol Juan, que cuide de ella, como si fuera su propia mamá. Si no lo hubiera hecho así, ¡qué ejemplo nos hubiera dejado! Seamos analíticos; los invitamos a adquirir, a tener una percepción humana de María, la más imparcial posible, dado el sinnúmero de prejuicios que poseemos. Solamente siendo objetivos, conoceremos a María. Y, si incorporamos a nuestro conocimiento y espiritualidad, la equidad, podremos comprender y descubrir a la Virgen María.
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