Descubre el verdadero significado de no juzgar en la biblia

 

Descubre el verdadero significado de no juzgar en la biblia


1. En relación, y alusivo al pecado que carcome el espíritu

 Mateo 7:1-5 1 «No juzguen para que no sean juzgados. (…)

Juan 8:7b Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

 Si comparamos a Mateo 7:1 con Juan 8:7b, podemos darnos cuenta de que Jesús, cuando afirmó: —no juzguen (…)—, se refería al modo como juzgamos al pecado que desgasta nuestro espíritu.

¿Pues, qué es lo que se prohíbe entonces en esta cita bíblica? El texto indica que Jesús se refiere a juicios personales espirituales.

A. Jesucristo enfatiza que, pese a llevar el yerro espiritual, es decir, todos somos pecadores; a sabiendas, nos atrevemos a juzgar al prójimo.

B. Asimismo, destaca, juzgar con mala intención, —juzgar sin bondad—. El mal uso de juzgar con dureza e injusticia al prójimo, es tendencia humana. 

C. Generalmente, y como agravante, cargamos a cuestas el mismo pecado que imputamos al hermano. Por lo cual, terminamos autojuzgados. 

¿A qué nos exponemos entonces si no obedecemos las enseñanzas de Dios? Revisemos las referencias cruzadas que nos ilustrarán infinitamente mejor que una explicación humana.

Lucas 6:37

No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.

El Señor Jesucristo advierte. Obedezcamos, perseveremos en Sus instrucciones.

Lucas 6:41

¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo?

Antes de juzgar, debemos reconocer y recordar nuestros pecados. Porque cuando juzgamos al prójimo sin misericordia, Dios nos juzgará sin misericordia.

Juan 8:7

Pero como insistían en preguntarle, Jesús se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en tirarle una piedra.

Este manifiesto del Señor Jesucristo, es hipérbole de enseñanza, ¿te atreverías tú a tirar la primera piedra?  

Romanos 2:1

Por lo cual no tienes excusa, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas, pues al juzgar a otro, a ti mismo te condenas, porque tú que juzgas practicas las mismas cosas.
¿Quién ha experimentado esta verdad? ¡Todos hemos pasado por esta vergüenza!, acepta, no mientas. Dios es misericordioso.

Romanos 14:10

Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O también, tú, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Dios.

Los creyentes, sabemos que el fin de los tiempos, individual o global, llegará. Prepárate perseverando en Dios, en Sus preceptos y enseñanzas. Ten confianza y no renuncies.

Romanos 14:13

Por consiguiente, ya no nos juzguemos los unos a los otros, sino que más bien decidid esto: no poner obstáculo o piedra de tropiezo al hermano.

1 Corintios 4:5

Por tanto, no juzguéis antes de tiempo, sino esperad hasta que el Señor venga, el cual sacará a la luz las cosas ocultas en las tinieblas y también pondrá de manifiesto los designios de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de parte de Dios.

Debemos estar ilustrados en Dios, nuestra hora llegará, conviene prepararnos.

 Santiago 4:11

Hermanos, no habléis mal los unos de los otros. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres cumplidor de la ley, sino juez de ella.

Lee los diez mandamientos y las enseñanzas del monte (Mateo 5-6-7), reflexiona. Si lo haces, entenderás el mensaje del versículo con más claridad; la ley es dada por Dios, la cual los creyentes debemos obedecer y cumplir; Jesús nos juzgará.  

 Santiago 4:12

Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?

 Marcos 11:26

Pero si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos perdonará vuestras transgresiones.

Juan 7:24 ¡No juzguéis por las apariencias! Cuando juzguéis, hacedlo con rectitud. La rectitud comprende estar lo más cerca de Dios que nuestra imperfección permite. Actuemos con equidad, guiados por las enseñanzas de Yahweh Dios.  

2. Pero… El no juzgar, del Señor Jesucristo, no solo se refiere al pecado que daña nuestro espíritu; igualmente es juzgar los equívocos de la vida diaria, de un modo despiadado; tratando de humillar al prójimo; de soslayar su dignidad y hacer notar, al afectado y al público, descaradamente, que nosotros somos “mejores”, y que él o ella, se han equivocado. Sobre esta tendencia humana nos advierte que no debemos hacerla. Sin embargo, existe un versículo que, posiblemente, sí sería probable hacerlo. Entonces, ¿estamos autorizados a hacer notar al prójimo su desatino? Leamos:

1 Co 6.1-5 (…) 3 ¿No saben que hemos de juzgar a los ángeles? ¡Cuánto más las cosas de esta vida!

3. Otra vez, pero Jesús no prohíbe toda clase de juicio, pues en Mat.7:6, como en otras citas bíblicas (comp. 1Co 2:151Co 5:1-13), se exhorta a juicio (prudencia), para realizar obedientemente lo que Él ordena.

El término que se usa para “juzgar”( κρίνω = kríno, en griego) significa básicamente “separar”, “hacer distinción entre dos o más alternativas”, “decidir o determinar”, “llegar a una conclusión”, “asignar culpa a alguien”, “sentenciar”. D. Multiléxico.

En el copy, anterior, leemos que existen diferentes significados de la palabra griega Krino, no necesariamente juzgar. Aplicado al contexto sobre despistes cotidianos, debería significar, según el hablante, —determinar — o llegar a una conclusión, esta reflexión es en relación con la acepción de la palabra. También, debemos tomar en cuenta que no pocas personas tienden, como si fuera una “necesidad psicológica”, a buscar, encontrar, para luego develar los errores cometidos o defectos espirituales, afectivos o físicos de sus congéneres. Es un mal humano esta actitud, es casi imposible no hacer un veredicto acerca de otras personas. En la práctica se trata de un proceso especulativo que, “gracias” a él, quien lo lleva a cabo, consigue tener noción positiva o negativa, sea de similitudes o diferencias de la persona a quien observa, respecto al curioso. Si lo hace con buena intención, no es práctica malsana. Sin embargo, si no lo es, conlleva un mal proceder y es pecado.

Ahora bien, ya somos conscientes de que es difícil no hacer una valoración. Se la puede hacer, siempre y cuando no lleguemos a conclusiones maldicientes y falsas, con clara intención de ofender al prójimo. Esta actitud es la que condena el Señor Jesucristo.

No debemos recrearnos del criticastro o de la facultad de actuar sobre otros de manera murmuradora, o como si estuviéramos estableciendo potestad sobre el ofendido, y tuviéramos facultad a proferir juicios de valor, ofensas y humillación a los congéneres. Esta prohibición es diáfana en el siguiente verso:

Santiago 2:13

Pues a los que no tienen compasión de otros, tampoco se les tendrá compasión cuando sean juzgados, porque la compasión prevalece sobre el juicio (sentencia).

No se debe dudar que cuando juzgamos a nuestro prójimo con frecuencia, juzgamos a nuestra propia conducta. El actuar con esta mala actitud destructiva hacia el prójimo nos aleja de Dios y del actuar compasivo que nos enseña el Señor Jesucristo, como un proceder sapiencial.

Máxima griega. Nos dice: “Cuando puedes pasar por alto tan fácilmente tu propia maldad, ¿por qué eres más lúcido que el águila o la serpiente de Epidauro a la hora de espiar las faltas de tus amigos?” Biblia Todo.

Existe una desventaja, el dios de este tiempo (el enemigo, Mefistófeles), ciega tu entendimiento cerebral: el razonar sabio y compasivo. He aquí unas valiosas reglas para reprobarse y contener la avidez de juzgar. Primero transformar tu espíritu, y luego examinarte, si estás éticamente apto, para sugerir un cambio de actitud o pensamiento del prójimo. Sin embargo, no es tanto así, en el sentido de influencia. Tú igualmente eres culpable, la tendencia al pecado te podría llevar a poseer actitudes mal intencionadas de “juzgar por juzgar”. No solo es influencia del enemigo; este, el diablo, simplemente se aprovecha de tus debilidades. Por esta poderosísima razón es que debes perseverar y esforzarte en estar con Dios y en Dios todopoderoso.

Conclusión: sí, podemos hacer notar al prójimo que está fallando en tal o cual actitud o expresión que emite con mala intención; sea que la haga hacia lo espiritual o hacia las actitudes cotidianas; sin embargo, debes hacerlo sin mala intención. El bien hacer de tu buena obra será juzgada, por Dios. En los dos versos abajo, en el primero, podemos notar como los —apóstoles— juzgan duramente a la mujer que ungía con perfume costoso al Señor Jesús. Y el segundo nos advierte del mal proceder al juzgar o intrigar, con mala intención, dolo y alevosía. Esta mala conducta es la que el Señor Jesucristo quiere que evitemos y nunca la pongamos en práctica. Si lo haces, a sabiendas, te expones, en el juicio final, a ser juzgado de la misma manera, sin misericordia.

Mat_26:6-13 (…) 7 se le acercó una mujer. Llevaba un vaso de alabastro con un perfume muy caro, que derramó sobre la cabeza de Jesús mientras él estaba sentado a la mesa. 8 Al ver esto, los discípulos se enojaron y dijeron: —¿Pero qué desperdicio es este?—

Marcos 4:24

También les dijo: —Fíjense bien en lo que oyen, porque con la medida con que ustedes midan a otros, serán medidos, y hasta más se les añadirá—.



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