Abrahán, Sara e Issac, una familia representativa
Dibujo #1 Abrahán tenía cien años cuando nació su hijo
Isaac
Gén 18:2 Levantó los ojos y vio que había tres individuos parados a su vera. Inmediatamente acudió desde
la puerta de la tienda a recibirlos, se
postró en tierra.
(…)
Gén 18:9 le dijeron: «¿Dónde está tu mujer Sara?» —«Ahí, en la tienda», contestó.
Gén 18:10 Dijo
entonces aquel: «Volveré sin
falta a ti pasado el tiempo de un embarazo, y para entonces tu mujer Sara
tendrá un hijo.» Sara lo
estaba oyendo a la entrada de la tienda, a sus espaldas.
(…)
Gén 18:13 Dijo Yahvé a Abrahán: «¿Por qué se ha reído
Sara, pensando: “¡Seguro que voy a parir ahora de vieja!”?
Gén 18:14 ¿Hay algo difícil para Yahvé? En el plazo fijado volveré, al término de
un embarazo, y Sara tendrá un hijo.»
Gén 18:15 Sara negó: «No me he reído», y es que tuvo miedo. Pero
aquél dijo: «No digas eso, que sí te has reído.»
Esta
historia comienza, antes de la creación del mundo. La familia de Abrahán, Sara
e Issac, es representativa para la humanidad, y brota desde la humanidad. Si usted ha seguido la historia
de Abrahán, se ha dado cuenta de cómo se fue estructurando como familia,
pequeña en número de integrantes; sin embargo, en el transcurso del tiempo, su
descendencia, ha poblado toda la tierra, de creyentes de Yahweh. No olvidemos, debemos
estudiarla y visualizarla didácticamente, dentro de las vicisitudes de aquella
época, un poco más de tres mil años atrás. Solo así, podremos ser conscientes
de que, si bien las costumbres de los beduinos, como tal, difieren mucho de las
actuales sociedades de occidente y oriente, pero no mucho a los actuales de los
nómadas.
Lo que no
ha cambiado, es la tendencia al pecado; y también la propensión a la bondad de
los humanos hacia otros humanos, animales o cosas. Asimismo, sus expectativas
de vida, de salud, sus esperanzas de progreso, de una mejor vida bendecida por
Dios, son semejantes a las de hoy, o sea, las que tanto necesitamos. Sin
embargo, la única diferencia sustancial y de mayor realce es y será: la fe inquebrantable de Abrahán,
hacia el único Dios verdadero: Yahweh. Su fe diamantina lo
inmortalizo, teológicamente, y sirve de ejemplo hasta la actualidad. Esta
revelación trata, de una comisión de Dios a Abrahán, que casi todos no podríamos cumplir.
Abrahán reconoció a los ángeles mensajeros enviados de Dios Hebreo
13:2. Este don, no solo es exclusivo de los santos,
también lo podemos tener nosotros en algún momento, los de a pie, solo debemos insistir
y perseverar en Dios, de forma sincera; caso contrario, es imposible disfrutar
los dones de Yahweh. Dios mismo nos podría dar sabiduría y entendimiento para
identificarlos. En el caso del Patriarca, se postró en el suelo en señal de
humildad, y brindó toda clase de atenciones, como era la costumbre de aquella
época. Hoy, es más complicado dada las circunstancias de inseguridad en la
totalidad del mundo; pero, aun así, podríamos,
en su momento, darnos
cuenta de la presencia de ángeles en
nuestras vidas, siempre que estemos en paz con Dios, llenos de fe y practicando
sus mandamientos y enseñanzas.
El dudar es
de humanos. Sara, en este pasaje bíblico, pasa a ser representante fidedigna, de
cada una de las personas que habitaron, habitamos y habitarán este planeta.
La duda de
Sara, Dios, la describe y la mantiene en la biblia como ejemplo a tener en
cuenta, y no caer en crisis de fe. Es una sola duda la de Sara, no obstante, con
fines didácticos dividiremos en dos: a. Sara escucha detrás de la carpa,
y ella reflexiona: ¿cómo podría ser tal cosa? Duda, porque está vieja y su
marido también. Es duda razonable, sin embargo, para nosotros los creyentes
debemos tener siempre presente que, si tenemos fe, Yahweh podrá ayudarnos, aun
si sentimos, que conseguirlo es imposible. Lucas 24:25-26; Efesios
3:20. Mantener la fe e incrementarla
debe ser nuestra consigna.
Asimismo,
Sara, piensa como lo que es, humana; de ahí que, no logra ver al enviado de
Dios, lo observa como un errante más; no puede visualizar la magnificencia y
misericordia del creador. Yahweh prometió a Abrahán que, de él, saldría un gran
pueblo y nos bendeciría por ser su descendencia. No fue creíble a Sara,
darse cuenta de que para Dios todo es posible, Jeremías
32:27.
Yahweh
mandó a sus emisarios a comunicar que Sara tendría un hijo, en un tiempo acorde
con el embarazo, y al finalizar ese período ellos regresarían a disfrutar la
alegría de la pareja. Abrahán, tendría el descendiente escogido por Dios. Romanos 9:9 Hebreos
11:11
b. Pero Sara, duda, e incluso se ríe meditando, porque es imposible, para ella, que dos viejos puedan ser padres, a edad tan avanzada; en el caso de Abrahán, ya tenía 100 años. Definitivamente, Sara pensó como humanos, es decir, pensamiento finito. ¿Actualmente, igual nos pasa? Sí. Necesitamos tanta misericordia de Yahweh, tanta protección, por lo cual, nos parece imposible que Él pueda ayudarnos; sin embargo, todo es posible para Dios, pero debemos tener fe. La fe es una actitud espiritual, sentimiento, virtud y don, al mismo tiempo; muy necesario en humanos imperfectos y limitados. Es absolutamente necesaria para mantener una relación personal con Yahweh. Sobre esta esencia: la fe; el Señor Jesucristo enfatiza: Marcos 11:24. No obstante, Yahweh perdona a Sara, por su falta de fe y haber pecado por reír.
Referencias cruzadas:
Hebreos
13:2 (Gén 18:2)
No os olvidéis de mostrar
hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.
Hebreos 11:11 (Gén 18:10)
Por la fe, Sara misma recibió fuerzas para concebir, aunque era
estéril, y dio a luz, aun cuando por su edad se le había pasado el tiempo, porque creyó que era fiel quien le había hecho la promesa.
Romanos 9:9 (Gén 18:10)
Porque esta es la
promesa que Dios hizo a Abraham: “Por este tiempo volveré, y Sara tendrá un hijo.”
Josue 5:13 (Gén 18:9)
Sucedió que, estando Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a
un hombre plantado frente a él con una espada desnuda en la mano. Josué se
adelantó hacia él y le dijo: «¿Eres
de los nuestros o de nuestros enemigos?».
Jos 5:14 (Gén 18:2)
Respondió: «No, sino que soy el jefe del
ejército de Yahvé. Acabo de llegar.» Cayó Josué rostro en tierra, le adoró y dijo: «¿Qué dice mi
Señor a su siervo?»
Jeremías 32: 27 (Gén 18: 13,
14a)
“Yo soy
el Señor, el Dios de todo ser viviente. Nada hay imposible para mí.
2 Reyes 4.16-17 (Gén
18: 14b)
16 Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo,
abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas
burla de tu sierva. 17 Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año
siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho.
CONCLUSIÓN
Inmiscuidos
dentro del contexto de la vida peregrina que llevamos, los creyentes, la duda
razonable, está presente, en cada uno de los estamentos de nuestra
cotidianidad, es inherente; incluso en algún momento de nuestra vida, pasar por
crisis de fe, es “natural”; esto se debe, desde la perspectiva de ser personas instruidas en la observación tangible. Es decir, casi como Santo Tomás: ver
para creer. Seguro como que respiramos, en algún momento de tiempo y lugar,
dudamos, titubeamos de que Dios nos pueda ayudar. Hay tres versículos muy
categóricos del Señor Jesucristo sobre la fe, los cuales debemos tenerlos
siempre presentes y sobre todo ponerlos en práctica cada segundo de nuestra
existencia:
Por tanto, les digo: Todo
lo que pidan en oración, crean que lo recibirán, y se les concederá.
Jesús les
dijo: Por
vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que, si tuviereis fe como un grano de
mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y
se pasará; y nada os será imposible.
¿No te dije que si crees verás la gloria
de Dios? Le contestó Jesús.
Entonces,
hermanos, Dios todopoderoso, nos da las herramientas necesarias en la biblia: Su
Palabra. Yahweh se revela ante nosotros en este libro maravilloso; lo hace para
perfeccionar el espíritu de Sus hijos, e instruirnos, nos alienta a que
salvemos el espíritu, el único elemento etéreo y puro, que puede entrar al
Cielo; y así podemos regocijarnos de la vida eterna y junto a Él. Allegados
creyentes, no desperdiciemos esta promesa de nuestro Dios creador.
Dios los bendiga,
hasta la próxima publicación.
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