El epigenoma en el impulso de maldad
Epigenoma
Si el genoma fuera un ordenador (hardware, computadora, CPU),
el epigenoma sería el software
(sistema operativo y/o aplicaciones). Los dos se necesitan mutuamente.
El epigenoma está constituido por integrados de proteínas, químicos
o fórmulas químicas que, deben unirse al ADN, y administrar funciones como la
activación o desactivación de genes y la elaboración y regulación de proteínas de
células definidas. El modo de almacenamiento “análogo” del epigenoma, contiene rasgos
que son hereditarios, pero que no se trasmiten a través de los genes.
La semana pasada vinos que la información del ADN se guarda de modo digital, quiere decir que, en general, que no cambia, se mantiene casi indeleble toda la vida. En cambio, el epigenoma guarda la información de manera análoga (esta es la mejor manera de guardar mucha información a largo plazo), pero puede cambiar, especialmente por factores externos a la célula, incluso a cambios ambientales, sean tóxicos, sociales y/o psicológicos. El almacenamiento, análogo, de información sirve así para registrar y poder reaccionar, a futuro, a situaciones ambientales. El epigenoma controla casi toda nuestra vida. Dato importante para cuando revisemos hormesis negativa.
Pero como no hay nada perfecto,
excepto Dios, el epigenoma envejece; el genoma no, hasta donde se sabe.
**la información
epigenética es esencial para la supervivencia. Permite el ensamblaje de
la información de un recién nacido y permite que las células genéticamente
idénticas de nuestro cuerpo asuman miles de modalidades diferentes. La
diferencia entre células madre adultas y embrionarias reside en el epigenoma. Sin
la información epigenética las células perderían su identidad También las
subsiguientes células deben seguir recibiendo la misma información a veces
durante décadas. Y, asimismo, las células nuevas, dentro del proceso de envejecer,
reciben información distorsionada o no reciben, generando enfermedades de toda
índole, algunas veces con desenlaces fatales. La desventaja del epigenoma es
que: se degrada con el paso del tiempo (envejecen), y lo peor es que se pierde
información cuando se copia. Y se copia todo el tiempo. Además, ocurren
cambios muy significativos en el epigenoma durante el envejecimiento. De esta
deficiencia biológica nace la “teoría del envejecimiento por pérdida de
información” de David Sinclair.
Un dato importante a recordar es este: El genoma dictamina lo que hacer el epigenoma, p. ej., la oruga nace con su ADN, el momento de la metamorfosis a mariposa va a mantener su ADN, es decir, seguirá siendo “ella”, pero como mariposa ya no como oruga, no obstante, es probable en que —algo— haya cambiado en su —epigenoma—. En el caso de los gemelos idénticos que tiene el mismo ADN, cuando van creciendo su epigenoma cambia, por lo que, a su nueva progenie podrían ir cambios en el genoma y obviamente en el epigenoma, lo que nos dice que ya no son gemelos “idénticos” mientras estén con vida. Esto nos lleva a deducir que el epigenoma es manejable al estilo de vida que llevamos. Y claro, no es lo mismo un epigenoma joven que un epigenoma viejo, esta es la realidad. No obstante, creen los genetistas que la información original (epigenoma) con la cual nacemos se guarda en —alguna parte—, desconocida hasta ahora. En contraste, el ADN está en cada célula de nuestro cuerpo casi sin cambios, de ahí que quieran clonar Mamut o lo que sea. Un dato relevante es que, aun así, con todo el conocimiento que disponemos, los genetistas concuerdan que nuestro ADN no es nuestro destino. No somos genetistas, solo siervos de Dios, pero estamos de acuerdo con los especialistas de esta disciplina. Jesús en la Sagrada Biblia lo señala de modo inequívoco, por tan magna profecía sustentamos nuestras esperanzas Juan 3:1-13.
Sinclair, D. 2021. Alarga tu esperanza de vida. Grijalbo.
El mapa del genoma humano no se ha
completado. Hoy, con la actual tecnología, se conoce que, en este proceso de la
decodificación, se encontraron con la materia obscura del genoma que, alcanza
casi un 69 por ciento del total del genoma y que no se sabe nada de ella,
increíble. Los expertos creen que todavía falta por decodificar un 10 % del
resto del genoma, sin contar con la materia obscura que quizás nunca podríamos descubrir.
Los eventos que pasan
en el transcurso de nuestras vidas podrían, se sabe hoy, conseguir la manera
como van a expresar su ADN (genotipo y fenotipo) y ese cambio puede transmitirse
a la siguiente generación (elementos que son ocasionados por el medio ambiente de
la célula y no por los genes). Asimismo, se
estudia, hoy por hoy, cómo ciertas modificaciones epigenéticas pueden
transmitirse de una generación a la siguiente.
El epigenoma: más allá
del genoma – Academia de Ciencias de la Región de Murcia (um.es)
El objetivo de este análisis es explicar la función del epigenoma. Que el público en general distinga que los cambios ambientales producen cambios profundos en nuestro cuerpo y a nivel celular (en cada célula), es decir, sufrimos afectación a nivel microscópico. Por ejemplo, un evento de acoso, o una toxina en el entorno, puede generar cambios en el epigenoma. Al inicio dañan las células vigentes y luego subsiguientes, esta mutación incluso puede afectar el ADN y puede trasmitirse a la siguiente generación. Todo esto ocurre de modo inconscientes, porque no lo vemos, porque está fuera de nuestra visión macroscópica, sin embargo, sí se está desarrollando dentro de nuestras células, en la parte imperceptible del cuerpo. No obstante, todos creemos que nada nos acontece. Gracias a la ciencia, hoy por hoy, somos conscientes que sobrevienen afecciones profundas y sustanciales, primero a nosotros los perjudicados y luego a la progenie que serán la nueva generación enferma. Contrastemos las relaciones de extensión microscópica:
El tamaño de la célula
de la piel se distribuye en longitud y grosor en 0.5 mm o 50 micrones
(μm), en promedio, que equivaldría a 5 células sanguíneas, o 10 micrómetros
(μm) cada C. Sanguínea. Y una (1) célula sanguínea es igual a 2 cromosomas X o
10 micrómetros (μm), es decir 5 micrómetros (μm) cada cromosoma, en promedio.
El núcleo
celular mide de 5-7 micrómetros (μm) y contiene el material
genético.
Analicemos proporciones. La partícula más
pequeña perceptible al ojo humano es de 40 μm, y el diámetro de un cabello
humano tiene entre 60 y 80 μm.
Entonces, sí…
1 centímetro = 10 milímetros, y 1 milímetro =
1000 micrómetros (μm) y el núcleo celular mide de 5-7 micrómetros…, imagínese
la miniatura absoluta donde influye el medio ambiente de la célula, que a su
vez es afectado por el medio ambiente donde obra la persona. Es increíble e
impresionante. Y lo peor es que, determina cambios a nivel celular que, por consecuencia, habrá variaciones en el epigenoma y quizás en el mismísimo ADN. Así ha sucedido, así
acontece y así sucederá. Es importante reflexionar sobre niveles mínimos donde sufre
afección nuestro cuerpo, porque finalmente nos llevará a conducta acorde con lo
que está sucediendo. Por lo cual, debemos ser consciente del efecto deletéreo ambiental
y a todo nivel, biológico, social y dentro de lo social, la familia. Da la apariencia
de un futuro gris, en consecuencia: ¿Podemos ayudar y ayudarnos?
La próxima semana continuamos con hormesis, un gráfico
emulando “tráiler”:
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